Montas tu empresa.

¿Por qué la montas? Muchas razones, pero entre otras está que estás hasta el gorro de estar en una organización mal gestionada. O que quieres poder decidir las cosas sin que te estén todo el día cortando las alas.

Pues eso, dicho de otra forma, que quieres ser tu jefe y no tener que estar respondiendo a nadie (sobre todo a nadie incompetente, que me han dicho que queda alguno…jajaja).

Y eso no está del todo mal. Pero tiene alguna que otra desventaja.

Una de ellas es que al dejar de reportar en una estructura, puedes volverte un poco veleta. Ir un poco a un lado, un poco a otro. Perder foco. No terminar las cosas. Dejar de hacer cosas importantes para hacer aquellas que te gustan más.

Pues es así. Lo he visto. Y me ha pasado. Vale, me pasa.

¿Y qué hacer? Pues te dejo algunas ideas:

Por un lado está la autogestión. Es la opción más difícil de lograr que funcione. Pero para ayudarte a ti mismo, deja por escrito tus objetivos y principales tareas e iniciativas. E incluye recordatorios a futuro para comprobar si has alcanzado estos objetivos que te has marcado.

El sistema anterior lo puedes combinar con un elemento de presión “suave”. Comunica en la empresa los objetivos para los próximos meses (los tuyos y los de los demás, algo que ya deberías estar haciendo). Y seguro que te da cierta incomodidad llegar tres meses después y no haber «hecho los deberes». Por muy jefecillo que te creas.

Y si lo anterior no te funciona (has llegado al punto de quitar las reuniones de equipo para no tener que compartir tus no-avances), puedes buscar ayuda externa. Esto puede ser en la forma de un consejo de administración (un poco hardcore, aunque tiene múltiples usos -te dejo aquí un artículo que me ha gustado donde se habla de sus funciones en el contexto de una pyme-), o algo más suave en forma de un consejero/advisor externo (también le podrías llamar coach, pero es una palabra que me empieza a dar un poco de alergia).

Si lo anterior no te termina de encajar, otra forma interesante (y que hace 5 meses no te la habría recomendado), es exponerte un poco al mundo exterior. Llámalo red social, llámalo newsletter 😅.

Y ya ves, a mí no me apetecía (por el momento) tener un consejo, un consejero o un coach, y sin darme cuenta me he buscado a cientos ;p.

Y aunque no es lo mismo, si es cierto que cuando escribo algo por aquí, me meto en un pequeño compromiso que no me gusta romper.

Y también me pasa alguna vez (esto no se lo digas a nadie), que te cuento algo y cuando me pongo a pensarlo, todavía no lo tengo tan implementado como debería (así que de nuevo, me pongo las pilas).

Así que no está tan mal, ¡un poquito de presión extra para no despistarme!

Y terminando con esto…pues hoy aprovecho para presentar los resultados de la encuesta de clima laboral. Te acuerdas que te dije que a principios de año nos poníamos con ello, ¿no?

Como han salido bastante bien, pues es fácil compartirlo. Pero recuerda que no siempre fue así. Y que para llegar aquí pasamos por penas y penurias.

Pero bueno, ahí va:

Y tampoco nos olvidemos de que ahora hay que mantenerlo. Bueno, mantenerlo no, toca mejorarlo. A ver si el año que viene no queda ninguna cuestión por debajo del 4,0.

Pues ya sabes. Si te ha gustado, adapta las cuestiones, crea un Google Forms y en una semana tienes las respuestas. Y ya puestos, ¿te atreves a compartir de vuelta los resultados?

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