Pues sí, hoy es el último día en el que te escribo desde el otro lado del globo. A partir del lunes ya estamos de vuelta en casa.

Y hoy toca «sí». Hoy toca China. Hoy toca día de excursión.

Al parecer uno de los sitios más importantes de Nanjing es Niushoushan (intenta pronunciarlo…imposible😁).

La idea es subir un monte para visitar un templo que hay en lo alto. Supongo que es algo que entra dentro de lo normal cuando estás por estas zonas.

Pero.

32° de calor. Qué quizá no parece tanto, pero con la humedad que había, mi teléfono (quizá el pobre medio derretido), me decía que la sensación térmica era de 39°.

No sé qué concho hacíamos a las 12h subiendo la montaña.

Y te va a sonar a chiste, pero es que los chinos son así. Han colocado escaleras mecánicas para subir al templito. No sé decirte cuántos tramos subimos, pero eso parecía El Corte Inglés…

Y tú pensarás que de qué me quejo si había escaleras mecanicas. Bueno, es que sin ellas yo creo que habría muerto. Deshidratado o algo parecido.

Así que no llegué a morir en la ascensión. Pero casi me da algo. Y no soy de quejarme mucho…

Pero bueno, subían cientos de personas, así que lo que estaba por ver debía de ser una de las 7 maravillas del mundo. Había oído que sólo quedaban las pirámides en pie, pero lo escribiría algún historiador un poco despistado.

Pues eso, con la cantidad de gente que subía, esto debía de ser el no vas más.

Y llegamos arriba, con el último tramo de escaleras sin mecanizar🪜…pa terminar dematarme.

Y entonces nos encontramos con la tortuga. Sí, en mi opinión era (es) una 🐢. Tú me dices lo que ves. Lo dejo debajo, y aprovecha para ver el número de paraguas-sombrillas…

Confesión: te voy a reconocer que al subir la foto, la construcción me ha molado bastante más que en su momento. Será por el calor, será porque en ese momento yo estaba esperando encontrarme un templo construido hace 1.000 años e integrado en la montaña, será por todo.

Pero el mail ya está escrito, el mensaje (al final) sigue aplicando, y lo que es difícil de negar es que esa construcción en lo alto de un monte es para dejar a alguien sin trabajo.

Por cierto, si algún día te animas a ir, no dejes de pasar al interior. Normalmente, lo describiría como un embudo de gente. Pero en este caso no. En este caso era un emBuddha de gente.

Iba a compartir una segunda foto, pero no estamos en un blog de viajes, así que reserva tu viaje para disfrutarlo en directo (si te intriga mucho, contéstame al correo y te mando la foto 😛).

Ahora bien. Te guste o no te guste la 🐢, ese día me acordé de un par de cosas (iba subiendo la maldita escalera mecánica pensando en que aquello merecía un correo -empiezo a estar un poco tarado con esto de la newsletter-).

1. Los chinos son muchos. Ya sabes, una de cada 6 personas en el mundo es china

2. Los tíos curran. Tú les dices que arriba de la montaña hay un templo muy bonito, y ahí suben miles, aguantando los 40º sin despeinarse. No te cuento cuando les dices que si trabajas duro, puedes ganar mucho dinero

3. Por el momento los estándares de los chinos están por debajo de los nuestros. En la apreciación del arte, te lo garantizo. Pero también en los estándares laborales. Y en los requisitos de seguridad y salud. Y en algún otro tema que conecta con los costes empresariales

Conclusión: no compitas con los chinos. Al menos repite conmigo…»nunca competiré en precio con los chinos». Porque lo más normal…es que te la pegues.

Nota: como estoy en China hablo de los chinos. Pero extiende lo anterior a todo mercado donde tu competencia trabaje más duro que tú y/o tenga unos requisitos legales/normativos más bajos que los tuyos (recuerda, llevo 5 años en el mundo de la reforma y algo sé de este tema). Competir, difícil. Competir en precio, como cuadrar el círculo.

¡¡Buen finde!! Y volvemos el lunes…con el correo #200 ¡mamma mía!

PD: en pymenton 🌶️ vamos a hablar de muchos de estos temas. De cómo definir una ventaja competitiva sostenible; sobre cómo lograr que tu estrategia comercial no se base en bajar los precios; de cómo motivar al equipo para que vayan contigo a ver la 🐢. ¿Te vienes en febrero?